Pasión y deseo (Corona de Sonetos)

(segunda Corona de Sonetos Eróticos)

Soneto cero/madre
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Henchida de lujuria, se estremece
su piel con la tibieza de mi boca,
circundando el vergel donde florece
el trémulo capullo de su roca.
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La fuente del placer que yo deseo
levita palpitante en su ardentía,
tratando de alcanzar el duz trofeo;
el néctar de mi ardiente mancebía.
.
Entre nubes de fuego, cabalgamos
por las arcanas cumbres del placer,
hasta el núcleo del éxtasis florido.
.
Al coito del amor nos entregamos,
dos almas sin poderse contener
en busca de un orgasmo compartido.

Mari Carmen Rodríguez Camargo
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I
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Henchida de lujuria, se estremece
como alma despojada de prejuicios,
deseando saciar lo que apetece,
¡y al diablo la sotana con sus juicios!
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El roce de mis labios la enloquece
y me enciende a la vez con sus bullicios,
mi falo se revela y se recrece,
mientras calmo la sed de sus suplicios.
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Y grita de placer cuando perforo
su rosa, de deseos palpitando,
y, grita, grita, grita , como loca,
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diciendome ,mi amor, por Dios, te adoro…,
mientras que palmo a palmo voy quemando
su piel con la tibieza de mi boca.

Luis Salvador Trinidad
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II
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Su piel, con la tibieza de mi boca,
al roce de los labios, se deshace.
Él tiembla un poco más cuando me toca
y a mí me gusta todo lo que hace.
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Me enciende verlo rápido y certero
tras un albur salvaje de egoísmo,
lo siento entre mis piernas y me muero
a punto de alcanzar el dulce abismo.
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Da gloria vislumbrar cómo disfruta
y ver que nuestra unión es absoluta,
pues yo le doy también lo que merece.
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¡Oh, dios!, ¡qué sensación tan placentera!
Derrama en mi interior la vida entera
circundando el vergel donde florece.

María Rosales Palencia
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III
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Circundando el vergel donde florece
el éxtasis de amar tan tuyo y mío,
mi piel por el deseo se enternece
al ver regar mi flor con tu rocío.
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Divino es el amor cuando desnuda
dos cuerpos para hacerse sólo uno,
mi Venus resplandece y se te anuda
al mágico poder de tu Neptuno.
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Hagamos el amor siempre despacio
que el tiempo nos complace y no nos huye,
¡el vernos tan desnudos le provoca!
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Cuando mis labios llegan a tu espacio
me extasío mirando como fluye
el trémulo capullo de su roca.

Amelia Blanchard
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IV
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El trémulo capullo de su roca
se yergue desafiante en la penumbra
y mi lúdico nido se sofoca
al sentir la pasión que ya vislumbra.
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Prestamente mis pétalos se extienden
esperando la ardiente arremetida.
Mis turgencias con ímpetu se encienden
con el sol de la magia enardecida.
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Como potros salvajes, galopamos
junto al magma que nutre en su ajetreo
al alcanzar el cielo, cuando amamos.
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Se sacuden los cuerpos y el jadeo
exhala con su grito y en sus tramos
la fuente del placer que yo deseo.

Isa Terenzano
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V
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La fuente del placer que yo deseo
se esconde entre los pliegues de tu piel,
espanto de un soplido al vil Morfeo
y me convierto casi en un doncel.
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Penetro dulcemente en tu morada
sintiendo tus espasmos al llegar
al culmen del amor donde, extasiada,
suplicas perturbada alucinar.
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La miro al alejarme de su lecho
observando en sus ojos la empatía,
me alegré, pues no vi ningún despecho,
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al contrario, noté mientras salía
su momento final y, que su pecho
levita palpitante es su ardentía.

Miguel Pedroche
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VI
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Levita palpitante en su ardentía
mi yo más excitante y sensual,
y crece por segundos un caudal
de besos, que pensé que no tenía.
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Susúrrame al oído, vida mía,
despierta con tu aliento mi animal,
que brote de mi cuerpo el manantial
sediento de pasión que se moría.
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Rómpeme en dos sin miedo, con lujuria,
es el momento, amor, de que aceleres,
mientras me arrastro, gimo, serpenteo
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y, el fuego me devora con tal furia,
que me derrite en él y en sus placeres
tratando de alcanzar el duz trofeo.

Verso Prisionero
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VII
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Tratando de alcanzar el duz trofeo,
transita por tu piel mi escalofrío,
con el ósculo añil del devaneo
que humedece su cúpula en mi río.
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Y gimes de placer cuando mis labios
se abren a la lujuria de tu sexo,
invitándote a entrar con mis resabios
al claustro de mi nódulo convexo.
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Fundidos en la fragua del amor;
el éxtasis del clímax se acelera,
aferrada a tu mástil mi bandera.
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Te acercas lujurioso y sin pudor
libando gota a gota la ambrosía;
¡el néctar de mi ardiente mancebía!

Mari Carmen Rodríguez Camargo
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VIII
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El néctar de mi ardiente mancebía
hace juego al compás de tu cadera,
con un tono melódico, en gemidos,
me roba escalofríos indiscretos.
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Con el beso insolente empieza el día
mojando con tus aguas mi ribera,
tus labios se despliegan sorprendidos
dejando mis sentidos obsoletos.
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Entre mis labios trémulos te siento
donde reina la paz de tu mirada,
te hechizo, me cautivas, nos rozamos.
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Tu cuerpo me deslumbra el pensamiento,
como mujer que gime arrodillada;
entre nubes de fuego cabalgamos.

Manolo Gimeno Cervera
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IX
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Entre nubes de fuego cabalgamos
a lomos de sin par cabalgadura,
y en ese recorrido calentamos
las “partes”, por igual en su montura.
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Como un volcán en erupción ardiente,
febriles van las “partes” sensoriales
de ambos, que se mantienen frente a frente,
que juntas darán lluvias torrenciales.
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El calor que tomaron ya en la altura
lo siguen manteniendo por igual
los órganos, y es fácil de entender.
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Esperan desfogarse sin mesura
como si se tratase de un ritual
por las arcanas cumbres del placer…

Manuel Mejía Sánchez-cambronero
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X
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Por las arcanas cumbres del placer,
se esconden mis deseos más obscenos,
que giran en tus curvas de mujer
y se posan encima de tus senos.
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Luego bajan abajo de tu copa,
y se meten al fondo de tu gruta,
deberías mirar como galopa
mi mundo de deseos por tu fruta.
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Tú tienes mis deseos trastornados,
deliran por llevarte hasta la cama,
donde duerme el orgasmo reprimido.
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Su río vaciará sobre tus prados,
llevándote por fin porque te ama.
hasta el núcleo del éxtasis florido.

Aprendiz De Poeta
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XI
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Hasta el núcleo del éxtasis florido
me traslado, cual cándida cobaya,
con la impronta del ímpetu fingido,
cuando siento que habla y no se calla.
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Me contengo, en la cálida vehemencia
que me embarga, al vaivén escandaloso
de unos senos que laten sin prudencia
con la tersa textura de lo hermoso.
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Cada nota de voz los conmociona,
y (esa mínima tela que los cubre,
nos insufla pasión), pues ya que estamos,
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porque el solo mirar poco emociona
(más que teta, diríase que es ubre),
al coito del amor nos entregamos.

Marcos Circenses
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XII
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Al coito del amor nos entregamos
titánicos, salvajes, hechiceros,
labios de la saliva forasteros,
hilando lengua y alma, copulamos

y nuestras cicatrices barnizamos
corriendo la saliva entre regueros,
sin verbos, ni caricias, ni te quieros...
y al rostro del amanecer aullamos

porque somos cohete y estallido,
dos cuerpos refundidos oro y plata,
efluvio irreverente del querer
mientras suena un errático latido

y entona nuestra linfa una sonata..
dos almas, sin poderse contener.

Marisa Lozano Fuego
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XIII
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Dos almas sin poderse contener,
formaron con sus cuerpos una hoguera,
estaban empezando a conocer
el fuego de su ardiente primavera.
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Sus manos se exploraban sin recato,
descubriendo el edén en ese viaje,
sin duda contemplarlo les fue grato,
pues probaron el éxtasis salvaje.
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Extasiados, rendidos y desnudos,
se miraron con pícara sonrisa,
satisfechos por todo lo vivido.
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Lograron desatar los fuertes nudos
que impedían que fueran y sin prisa,
en busca de un orgasmo compartido.

Aprendiz De Poeta
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XIV
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En busca de un orgasmo compartido,
anhelo que te entregues sin preguntas
y sientas el sabor de lo prohibido
sudando, como locas, las dos juntas.
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Desnuda, sin pudor, nuestro pecado,
y excita cada poro con urgencia,
sucumbe ante el impulso despiadado
de unir tus movimientos a mi esencia.
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Deja que tus entrañas enloquezcan,
que mi boca, sedienta, te reclama.
permite que mis labios te estremezcan
y fúndete en el fuego de mi llama.
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Tu lengua que con ansia me humedece,
henchida de lujuria se estremece.

Rufino García Alvarez
Tere Bas
María Rosales Palencia
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Grupo Poético: "Malditos Bastardos"
11 de octubre de 2018