domingo, 10 de febrero de 2019

Vicios Ocultos



Grupo Poético "Malditos Bastardos"

Séptimas


Nº I
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¿VICIOS OCULTOS?

¿Vicios ocultos, yo? ¡Válgame el cielo!
Si soy la perfección en miniatura;
para canonizar –modestia aparte–,
transparente en virtud y compostura.
Porque no tengo ni he tenido abuela,
permitid de pasada que os comente
que siempre fui el primero de la escuela.
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No conozco pecados capitales,
ni siquiera veniales. Lo que pasa
es que no quiero presumir de santo:
¡la humildad es el sello de la casa!
Aunque no es para tanto. Tal vez pueda
ser falso cuanto digo y manifiesto;
lo mío es presumir… ¡y dicho queda!
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Reyes Ferrándiz
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Nº II
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Lo mío es presumir, y dicho queda
que soy como una mantis religiosa,
tan dulce cuando el macho me conquista
que no intuye mi saña peligrosa.
Me excita utilizarlo en el fornicio,
doblarlo de deseo en la aventura,
sabiendo que lo aboco al precipicio.
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Me da morbo su empeño manifiesto,
el tórrido coraje del osado,
oscila sobre mí como un imbécil
y, luego, me lo zampo de un bocado.
Más tarde, me derrito a la intemperie
o busco a algún incauto en el entorno,
pues vuelvo a tener hambre...Y mato en serie.
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María Rosales Palencia
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Nº III
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"Pues vuelvo a tener hambre...Y mato en serie",
me dijo Proserpina en un susurro,
en tanto me "zumbaba la badana",
a modo, y a manera, de a ese burro
que rumia tras la mustia zanahoria
que cuelga ante sus ojos displicentes
ansioso por soltarse de la noria.
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"Tus vicios, añadía la perversa,
son pútrida vehemencia depravada;
gemir con el azote de mi fusta
sobre ese miembro erecto como espada
es cosa que me pone calentorra;
y atado, como estás, sobre ese potro...
pero espera, cabrón, a que me corra".
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Marcos Circenses
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Nº IV
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"Pero espera, cabrón, a que me corra",
oí tras la pared de la vecina,
sin poder despegar de allí la oreja
aunque olía a quemado la cocina.
¡Ay, Jesús!, ¡madre mía!, casi un pasmo
me dio de la impresión que me causaron
sus gritos, pues llegaban al orgasmo.
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Y yo no soy curiosa, ni de lejos,
pero estaba tan cerca la mirilla
que no pude esquivar mientras pasaba
al hombre que le enciende la bombilla.
Ya empiezan otra vez, me he despistado
y no quiero perderme ni el inicio
de la sesión erótica de al lado.
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lágrima_azul
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Nº V
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De la sesión erótica de al lado,
se desata la fiebre en mi lirismo
y, a través de los pórticos de Venus,
me adentro en las entrañas del abismo,
tratando de apurar, como un poseso,
el balsámico néctar del eclipse
en el cáliz narcótico de un beso.
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Descifrando el enigma de un poema
que me arrastra a los límites del morbo,
me interno por los claustros de la noche,
libando su ambrosía, sorbo a sorbo,
y traspaso del verbo los umbrales,
hasta alcanzar el cósmico nirvana,
en la cruz de sus puntos cardinales.
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Azarías DLeyre
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Nº VI
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En la cruz de sus puntos cardinales,
me sostiene su mística belleza.
Voluntaria, me clavo todo el día
a observar su brutal naturaleza.
Hacia el sur, sus raíces, la memoria
de un instante con él, azul y verde,
ha enterrado mis pies entre su historia.
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Hacia el este, su lúcida palabra
tiene atada mi mano y es mi guía.
Al oeste, en la noche de mi sueño,
es mi mundo, mi luz, mi fantasía.
Aunque muera de amor, él es mi norte,
y lo miro en la red a cualquier hora
sin que llegue a saberlo ni le importe.
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Helena Restrepo
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Nº VII
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Sin que llegue a saberlo ni le importe,
sigo noche tras noche en duermevela,
esperando que pueda iluminarse
esa luz que me abrase en su candela.
Mientras llega, acaricio mis rincones,
y dibujo en mis senos universos
en busca de ardorosas sensaciones.
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Y crece entre mis manos el deseo
al roce de mi piel contra mi piel
y, en la ansiosa marea de mi nada,
desembocan las ondas en tropel.
A solas con mi propia soledad,
un rayo me atraviesa fieramente
llegándome por fin la claridad.
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Carmen Aguirre
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Nº VIII
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Llegándome por fin la claridad,
veo cómo salir del laberinto
donde el brillo voraz me deshinibe,
dejándome en las manos del instinto
que nunca me abandona, en una fosa
sin sensaciones de las experiencias
que vivo con la mente indecorosa.
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¡Y el tiempo mis deseos amalgama!,
¡y el miedo se consume en el espejo!,
devorando su esencia en mis pupilas.
Mas, por momentos, siento el cruel reflejo
de un sueño atroz, el pérfido culpable
de dejar mis sentidos siempre opacos
por un vicio fatal e inconfesable.
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Pedro Hernández
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Nº IX
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Por un vicio fatal e inconfesable,
se ha metido en un lío mi vecina.
Mejor no me pregunten, pues detesto
chismeríos de barrio y de cocina;
yo jamás me inmiscuyo ni comento,
¡qué me importa que sea infiel la vieja
con un tipo jovial y corpulento!
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No me gusta meterme en esas cosas
que, si el pobre marido es un cornudo,
es su asunto, yo estoy en mi ventana,
pero no por juzgar… ¿cómo es que pudo
la vecina jugarle chueco a hombre
que mantiene la casa y hasta al otro?
No importa que carezca "eso" de nombre.
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Gema Sánchez
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Nº X
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No importa que carezca "eso" de nombre
ni que sea de nueva tesitura,
el que quiere gozarse, pues, se goza
en "eso", tenga o no nomenclatura.
Igual que la moral, artificioso,
el vicio de saber lo que se quiere
es indecible y por lo mismo hermoso.
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Del muro de la hipócrita apariencia,
polícromo tapiz de bugambilias,
perfuma, alivia, pinta lo monótono
del sexo en delicadas parafilias.
Y, hundiendo todavía la pezuña,
en este siglo, Pan marcha triunfante,
seguido por un dios que refunfuña.
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Roberto Francisco Almeyda Rospigliosi
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Nº XI

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Seguido por un dios que refunfuña,

al alzar la mirada y ver mi rostro,
está mi tolerancia hacia lo indigno
gruñendo porque ante ella no me postro.
Así, libo por ti, intolerancia,
que sabes deshacer todo rumor
de lo que carecía de fragancia.
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Así, mi corazón, otrora enhiesto,
hoy vive entre debates con mi mente,
queriendo deshacer el denso vicio
que supo recorrerme tan silente...
tan silente que, ahora, una amante
se ha vuelto para mí y no hay retorno
al estar a merced de la bacante.
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Pietro Igarza
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Nº XII
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Al estar a merced de la bacante,
me suele acariciar la hipocresía,
y parece que todo vale un pito,
pero arrastro con pena el día a día.
A veces, esta carga se hace mucha
y a San Judas le pido que me ayude
y me llene de fuerza en esta lucha.
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"Al mal tiempo ponedle buena cara",
me decía mi padre cuando el viento
soplaba demostrando su inclemencia.
Así aprendí a ocultar el sentimiento
y a andar cual la marea que va y viene,
echando vista larga a la inmundicia
por querer defender lo que conviene.
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Luis Salvador Trinidad
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Nº XIII
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Por querer defender lo que conviene,
lancé un órdago a pares con “la una”,
aceptaron con dúplex y palmé
más de quinientos euros ¡qué fortuna!
Perdí el pan de mis hijas de farol,
y de allí, avergonzado, fui a otro bar
pensando ahogar las penas en alcohol.
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Lo apostado era mucho y no podía
presentarme en mi casa sin dinero.
¡De perdidos, al río! Para el póker,
saqué trescientos euros del cajero…,
y quedé sin un duro ¡Dios me guarde!
Y vine al viaducto para ver
si apuesto por saltar o soy cobarde.
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Rufino García Álvarez
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Nº XIV
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Si apuesto por saltar o soy cobarde,
el momento decide cuánto cuesta
desprenderse de aquello que me estorba
y salir bien airoso de la apuesta.
Dejo a un lado quereres y pasiones
y me enfrasco en seguir lo que me dictan
experiencias, motivos y razones.
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El boleto señala qué partido,
porcentaje, ganancias, cosas de esas;
me decido a jugar con la certeza
de embolsarme unos miles sin sorpresas.
A una equis, carente de apostantes
con valor, yo le cargo los quinientos,
para ver que me quedo como antes.
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Miguel Pedroche.
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Nº XV
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Para ver si me quedo como antes,
con mi cara de póker entro al juego
a jugarme lo poco que me queda.
Vuelvo a arder en las llamas de este fuego
y siento que mi desazón se pierde
mientras busco el laurel de la victoria,
pues seré el rey en el tapete verde.
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Esta vez ganaré, me juego el todo.
Ampliaré los activos de mi cuenta,
-fortuna, ahorro, bienes, propiedades-
y he de vivir mi vida de la renta.
Juego a sabiendas y en mi sano juicio
con tal de tener más adquisiciones
para seguir sumiéndome en el vicio.
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Belén Torres
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Nº XVI
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Para seguir sumiéndome en el vicio
de aspirar lentamente tu malicia,
enciendo con pasión tu fino cuerpo
y siento entre mis labios tu caricia.
Consumo ese momento, suavemente,
calmando la ansiedad que me provoca
saberte un compañero tan ardiente.
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¡Qué más da si mi vida está en tus manos
y la tuya se compra con dinero!,
si tú y yo no tenemos más salida
que una losa y un viejo cenicero.
Compartimos lugares caprichosos,
una mesa, una barra y hasta el lecho,
sumando varios vicios deliciosos.
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Tere Bas
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Nº XVII
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Sumando varios vicios deliciosos,
nos montamos EL nido de pasiones
que envidian los beatos en su sus tristes,
aburridas y pías relaciones.
Murmuran de lo corta que es tu falda
y lo largo el escote de esa blusa
que desnuda los bajos de tu espalda.
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Murmuran porque temen, no se atreven
a disfrutar con ganas de esta vida,
renunciando a los vicios y a los gozos
por mor de la otra vida prometida.
Nosotros preferimos “el contado”,
los créditos futuros son inciertos;
nadie podrá quitarnos lo bailado.
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Ricardo Fernández Literatura
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Nº XVIII
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Nadie podrá quitarnos lo bailado,
vibrar con lo prohibido es un seísmo;
cuando la carne estrene sus dolores,
maldecirás tu púdico atavismo.
He venido a librarte de esa suerte,
mi vicio es un corcel de crines rojas...,
galopa al mismo tiempo que pervierte.
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Mi piel es un león suelto y hambriento
que caza sin amor y por costumbre;
es el tibio rubor que hay en tus venas
el bálsamo a su insomne pesadumbre.
Invocar esos ímpetus robustos,
más que hacernos viciosos desertores,
nos vuelve más honestos y más justos.
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Mardy Mesén Rodríguez.
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Nº XIX
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Nos vuelve más honestos y más justos
saber que somos seres imperfectos
en un mundo que prima la impostura,
trocando sus virtudes en defectos.
Nos hacemos adeptos a las cosas,
en busca del placer que nos producen
los vicios, con sus tramas más jugosas.
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El gozo, y la pasión, se perpetúan
en un siglo de amor, que es un instante,
Mas yo, que en soledad me “desvirtúo,”
quisiera ser el vicio de mi amante,
y ser en las auroras su alborozo,
el corcel que lo eleve hasta la cumbre
del placer que despierta para el gozo.
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Mari Carmen Rodríguez Camargo
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Nº XX
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Del placer que despierta para el gozo,
al encontrarme solo en esta alcoba,
desnudo de cintura para abajo,
mientras agito el palo de mi escoba,
me excita su manera de mirarme,
las yemas de los dedos por mi cuerpo,
esa lengua nacida para amarme.
.
Entre susurros dice mil palabras,
versos de la pasión que nos consume,
al compás de su voz azoto el fruto,
siento la esencia dulce del perfume,
el aroma emanado por la fresa,
los labios empapados 
de rocío,

saben que siempre cumplo mi promesa.

Antonio Román Quesada
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Nº XXI
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Saben que siempre cumplo mi promesa
de tenerlo en mis labios todo el día,
aspirar EL perfume que me calma
el intenso placer de mi ambrosía
al tenerlo prendido entre mis dedos,
mientras voy recorriendo los caminos
que me llevan directo a los viñedos.
.
El aroma que emana me enloquece
y palpitan mis venas como potros
al saber que mis ansias calmará.
Me critican los unos y los otros
por este dulce vicio que me atrapa
y acompaña mi triste soledad
junto a la compañía de una grapa.
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Isa Terenzano
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Nº XXII
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Junto a la compañía de una grapa,
donde anidan los sueños trastornados,
cobijado del frío y de tus ojos,
más allá del rincón de los pirados,
me viene a la memoria el mar, el cielo.
¿Será que, cuando la nostalgia duele,
hay que ahogarla con ardiente hielo?
.
Me censuras por ser un alcohólico,
y no puedo vivir, porque te extraño,
pues sufro la condena del amor.
Ruego a tu corazón, año tras año,
el perdón de mis actos de cobarde.
Me dejaré morir entre tus brazos
al ritmo de la sangre que me arde.
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Manolo Gimeno Cervera
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Nº XXIII
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Al ritmo de la sangre que me arde
y al toque de su aliento que me quema,
convierte un breve instante en mi delirio
leer bajo sus faldas un poema,
oler la flor fragante de su huerto,
besarle hasta el orgasmo lo que pida,
y lleguen sus deseos a buen puerto.

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Es ella la culpable del insomnio
que tengo por las noches en mi cama,
es ella la que mata mi cordura,
la droga que en mi pecho se me inflama;
la beso, la desnudo y la acaricio,
pensándola, amanezco tan turbado
que nunca imaginé que fuera un vicio.
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Poly Gómez Flores
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Nº XXIV
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¡Que nunca imaginé que fuera vicio
es algo que lo tengo por seguro!,
¡mis caprichos son sanos y dichosos,
pues soy un álter ego de Epicuro!
Nada hay, en mis pecados, denigrante,
tan sólo un aire varonil que luce
y del que gusto ser diestro y galante.
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Son mis vicios miríficos deleites
que aportan los aliños necesarios
a pasiones y goces y deseos
que, en mi sed, paladeo prioritarios.
El culmen de un delirio memorable
—con el que mi avidez sueña y palpita—
me aleja de una vida miserable.
.
Francisco Martín  

. Nº XXV
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Me aleja de una vida miserable
el número impagable de mis vicios,
pues nada es tan intenso y placentero
como amar el orgasmo sin prejuicios.
Me crié entre tahúres y dispsómanos,
y, ya en mi adolescencia, fui proclive
a sumarme al plantel de los mitómanos.
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Soy amante del juego y la bebida,
del sexo y del engaño, ¡y hasta escribo!
Tan burdo y excesivo es mi descaro
que no sé si es mentira lo que vivo.
Pero una cosa sé, tenedla en cuenta:
la vida es un regalo y son dos días,
mejor será ser reina que regenta.
.
Teresa Fernández 

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