CORONA DE SONETOS: Grupo "Malditos Bastardos"
Soneto madre
A solas con
mi propia soledad,
arrastrando
la cruz de mi calvario,
una noche de
fiera oscuridad
me adentré
por un bosque solitario.
El viento
entre los árboles gemía,
esparciendo
lamentos de alma en pena.
Un helor por
mi médula subía
cercenando
el latido de mi vena.
Con el
horror cuajado en la mirada,
vi surgir de
las sombras su figura
con la
muerte pintada en el semblante.
Era mi
soledad amortajada,
mostrándome
la negra sepultura
de este mi
corazón roto y sangrante.
Carmen Aguirre
………............................
Soneto I
A solas con
mi propia soledad,
deambulo en las sombras del destino
tratando de entender la adversidad
que circunda y se mete en mi camino.
deambulo en las sombras del destino
tratando de entender la adversidad
que circunda y se mete en mi camino.
Mas pienso
que mi sino está marcado
con espinas y púas de dolores,
que me impiden vivir como he soñado
disfrutando la vida y sus colores.
con espinas y púas de dolores,
que me impiden vivir como he soñado
disfrutando la vida y sus colores.
El hedor del
silencio me amortaja
y mi faz se ennegrece de tristeza
mientras hago bosquejos en mi diario.
y mi faz se ennegrece de tristeza
mientras hago bosquejos en mi diario.
Mi soma se
lamenta y resquebraja
y mi mente se pierde en la maleza,
arrastrando la cruz de mi calvario.
y mi mente se pierde en la maleza,
arrastrando la cruz de mi calvario.
Isa
Terenzano
.......................................
Soneto II
Arrastrando
la cruz de mi calvario
susurrantes
lamentos solos fluyen
y momentos
divinos de mi huyen,
¡el olvido
es un sádico sicario!
En mis manos
estrujo tu rosario,
el silencio
y tristeza nos recluyen;
corazón, con
tus lágrimas diluyen
a mi cuerpo
que yace en el santuario.
En ausencia
agoniza la esperanza
el infierno
que vivo por ruindad,
mas a solas,
el tiempo ya se afianza
a mi carne
en intensa cruel frialdad
y en espacios
callados, sola avanza
una noche de
fiera oscuridad.
Magali A. Solorza
.......................................
Soneto III
Una noche de
fiera oscuridad,
vestida con adornos infernales,
se acercó disfrazada de deidad,
la muerte, con sus gritos sepulcrales.
Y yo que cobardía no he sufrido
ni me asustan extraños esperpentos,
le hice frente, del todo convencido
que es mejor el valor que los portentos.
Me crucé la señal sobre mi frente
y supliqué a Jesús me protegiera
por la sangre que empapa su sudario.
Y sin pensarlo más , cual más valiente,
como alma que persigue su quimera,
me adentré por un bosque solitario.
Luis Salvador Trinidad
vestida con adornos infernales,
se acercó disfrazada de deidad,
la muerte, con sus gritos sepulcrales.
Y yo que cobardía no he sufrido
ni me asustan extraños esperpentos,
le hice frente, del todo convencido
que es mejor el valor que los portentos.
Me crucé la señal sobre mi frente
y supliqué a Jesús me protegiera
por la sangre que empapa su sudario.
Y sin pensarlo más , cual más valiente,
como alma que persigue su quimera,
me adentré por un bosque solitario.
Luis Salvador Trinidad
...........................................
Soneto IV
Me adentré
por un bosque solitario
en medio de
una noche tormentosa,
noche de
espanto, noche tenebrosa,
sin una
breve luz de itinerario.
Ya sólo
escucho voces de ultratumba,
provenientes
tal vez del propio infierno,
y ese rumor
tan sordo que aún retumba
en mi
profundo ser y fuero interno.
Y mis pasos
buscaban la evasión ,
del oscuro y
terrible laberinto
y el resto
de la vida amanecía.
Y mientras
en mi triste corazón
el vivir
despertaba con su instinto,
el viento
entre los árboles gemía.
…………………................
Soneto V
El viento
entre los árboles gemía
en un tono
de oscura pesadumbre,
como el tono
de mi melancolía,
incapaz de
ascender hacia la cumbre.
Dejé que me
arrastrara como hoja,
como otra
hoja seca a cualquier lado.
Abatida en
la mísera congoja
me he vuelto
un corazón deshidratado.
Ya no me
quedan lágrimas ni puedo
encontrar
compañía entre la gente
porque en mi
sequedad ya soy de arena.
Y el tiempo
pasa en vano y tengo miedo
de contagiar
mi esencia penitente
esparciendo
lamentos de alma en pena.
……………………..........….
Soneto VI
Esparciendo
lamentos de alma en pena,
sembró mi corazón estéril huerto,
donde cumplió la estúpida condena
de seguir vivo, estando medio muerto.
sembró mi corazón estéril huerto,
donde cumplió la estúpida condena
de seguir vivo, estando medio muerto.
Solo brotó carroña de la tierra
que se impregnó en mi piel y mis entrañas.
Me golpeaste el pecho, en son de guerra,
¡oh, cruda Soledad, que me acompañas!
Yo te llevé conmigo a hacer turismo,
colgada de mis hombros noche y día,
al infierno de no ser uno mismo,
donde la estancia es gélida y sombría;
y al coronar, por fin, aquel abismo,
un helor por mi médula subía.
………………………........
Soneto VII
Un helor por mi médula subía,
un mordisco
violento y sentencioso,
un puñal
repentino y belicoso
me avisó de
que pronto partiría.
Se pusieron
en pie todos mis miedos
al caer por
mi rostro un rojo llanto,
resbalaron
las lágrimas de espanto
y sentía
calambres en los dedos.
Fue mi
tiempo, y la tierra no perdona.
Fue mi hora,
y la muerte, una cabrona
que se quiso
ensañar en la faena.
Tras
romperme la piel con sus maldades,
me cortó el
corazón en dos mitades
cercenando
el latido de mi vena.
Soneto VIII
Cercenando
el latido de mi vena,
bajo el
ímpetu insulso de la duda
y la
impávida luz del alma obscena,
me arrastra
hacia el terror la daga aguda.
El impúdico
rostro de lo abyecto,
melancólico,
hostil, letal y flébil,
inyectando
su tósigo de insecto,
despelleja
mi cuerpo, mustio y débil.
¿Por qué el
amor siniestro y pernicioso
que me
condena al pánico solemne
no acepta el
estertor de mi coartada
ante la
soledad de mi reposo?
Ya duermo,
entre las sombras de lo indemne,
con el
horror cuajado en la mirada.
Marcos
Circenses
...............................................
Soneto IX
Con el
horror cuajado en su mirada
y ademanes de turbio atildamiento,
sutilezas de ninfa enajenada,
convidando a la risa o al lamento.
y ademanes de turbio atildamiento,
sutilezas de ninfa enajenada,
convidando a la risa o al lamento.
Me ofrecí
siendo un ícaro a su hoguera
y así ser devorado en un minuto,
al pensar: sí, tal vez, quizá me quiera.
Remedé mi agonía en falso luto.
y así ser devorado en un minuto,
al pensar: sí, tal vez, quizá me quiera.
Remedé mi agonía en falso luto.
Aplicado a
las rústicas ficciones
en el orbe argentino de la escarcha
del ocaso aprendí y el alma abjura.
en el orbe argentino de la escarcha
del ocaso aprendí y el alma abjura.
Aún
recuerdo, comunes devociones,
que en parada nupcial, fúnebre marcha,
vi surgir de las sombras su figura.
que en parada nupcial, fúnebre marcha,
vi surgir de las sombras su figura.
…………………….............….
Soneto X
Vi surgir de
las sombras su figura
en el
profundo abismo de mi cielo,
guardaba
ella en sus pechos la amargura
mostrando
sus encantos sin su velo,
y me
envuelve un silencio tenebroso
bajo el
cielo estrellado de su boca,
cuando el
aullido escapa victorioso,
con la piel
insinuante, ardiente, loca.
Que sea el
firmamento, juez, verdugo,
por odiar la
belleza de su piel
con los
labios sedientos del amante.
Que quiebre la
cadena de mi yugo,
con las
manos hundidas en la miel,
con la
muerte pintada en el semblante.
Manolo Gimeno Cervera
Manolo Gimeno Cervera
………………..................
Soneto XI
Con la
muerte pintada en el semblante
y la angustia bullendo en mis arterias,
me quedé en una pieza aquel instante,
inmóvil, atacada por histerias.
Deshaciéndose en lágrimas mis ojos,
tratando de borrar de la memoria
la imagen que me hizo hincar de hinojos,
mi espíritu trató de ver la gloria.
Pero fue en vano todo. La verdad
era innegable en esas catacumbas
y nada se podía hacer ya. Nada.
No podía aceptar la realidad:
la que estaba enterrada entre las tumbas
era mi soledad amortajada.
Renata Guitart
y la angustia bullendo en mis arterias,
me quedé en una pieza aquel instante,
inmóvil, atacada por histerias.
Deshaciéndose en lágrimas mis ojos,
tratando de borrar de la memoria
la imagen que me hizo hincar de hinojos,
mi espíritu trató de ver la gloria.
Pero fue en vano todo. La verdad
era innegable en esas catacumbas
y nada se podía hacer ya. Nada.
No podía aceptar la realidad:
la que estaba enterrada entre las tumbas
era mi soledad amortajada.
Renata Guitart
…………………..............…
Soneto XII
Era mi
soledad amortajada,
la oí roer mi fe con claro exceso,
y, en su voraz garganta despiadada,
selló el pacto de muerte con un beso.
la oí roer mi fe con claro exceso,
y, en su voraz garganta despiadada,
selló el pacto de muerte con un beso.
Anhelo,
juventud...,sueño incoloro,
todo ha logrado al fin desfallecer,
solo halla las cenizas de un tesoro
que ya no será nunca igual que ayer.
todo ha logrado al fin desfallecer,
solo halla las cenizas de un tesoro
que ya no será nunca igual que ayer.
Y, así, mi
espíritu batido en duelo,
deja caer su frente sobre el suelo
en su noche más lúgubre y oscura.
deja caer su frente sobre el suelo
en su noche más lúgubre y oscura.
Mientras una
ocre voz, un alma tuerta,
de un aciago escenario abre la puerta
mostrándome la negra sepultura.
de un aciago escenario abre la puerta
mostrándome la negra sepultura.
Mardy
Mesén
………………..............…..
Soneto XIII
Mostrándome
la negra sepultura
entre sueños
de un céfiro latente,
pude ver la
espasmódica fisura
que se abría
y cerraba, intermitente.
Accedí a los
oníricos conjuros
como quien se resigna al improperio
de consumir mortíferos sulfuros
que, intuyes, sellarán tu cautiverio.
como quien se resigna al improperio
de consumir mortíferos sulfuros
que, intuyes, sellarán tu cautiverio.
Me arrastré
vacilante hacia lo arcano
que aguardaba mis pasos aturdidos,
y supe del terror espeluznante.
que aguardaba mis pasos aturdidos,
y supe del terror espeluznante.
Un temblor
terrorífico y profano
sacudió los
cimientos malheridos
de este mi
corazón roto y sangrante.
Teresa
Fernandez
..............................................
Soneto XIV
De este mi
corazón roto y sangrante
del que
antaño brotaron miel y alheñas,
azahares y
un verso susurrante,
hoy se
cuecen espartos de otras leñas.
Hoy me
envuelve un entorno pavoroso,
hoy no sé si
en compaña u orfandades
se recrea el
cerebro caprichoso
e ignora si
es real mi propio hades.
La sinuosa
alimaña que me oprime,
(¿es quizá
en lo oscuro o en la aurora?)
aniquila mi
mente sin piedad.
Me
atormenta, me roe y me suprime
en este
mismo instante, inquisidora,
a solas con
mi propia soledad.
…………………………….
Gracias por aceptar mis letras, es un gran honor.
ResponderEliminar