miércoles, 27 de marzo de 2019

Todas las flores (Corona de sonetos)


Grupo poético: "Malditos Bastardos"

(Corona de Sonetos Alejandrinos)


Soneto 0

De siempre los poetas han glosado a la rosa,
olvidando que existen diversidad de flores
que engalanan la tierra, de forma primorosa,
dejando entre el verdor sus radiantes colores.

El jazmín es estrella, de claror alunado,
y junto al azahar nos dona su blancura,
mientras que la azucena deja el aire aromado
con el nítido aroma de su esencia más pura,


Anémonas azules, y camelia rosada ,
airosos pensamientos danzando al mismo son;
la tímida violeta, entre hojas arropada,

y los rojos claveles de amorosa pasión…
La humilde margarita, la eterna deshojada,
luciendo entre sus pétalos un sol por corazón.

Carmen Aguirre
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Soneto Nº 1

De siempre los poetas han glosado a las rosas,
la deidad absoluta por su esencia de nieve
infinita y perfecta, bello adorno de diosas,
beso efímero y frío de su pétalo breve.


El cantor presuroso se transforma en ceniza
en las ascuas del verso que encadenan lo extraño
en el fuego del mundo la mañana cobriza
del solar a la arena, atrapado en el daño.


El poeta repite un murmullo vacío
en el curso del agua, su dolor impaciente
del que culpa a unos ojos, amarillos, traidores.


El poeta se aleja en las tardes de frío
cada vez más sonoro, cada vez más ausente,
olvidando que existen diversidad de flores.


Enrique Sabaté
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Soneto Nº 2

Olvidando que existen diversidad de flores,
hoy te envío los cardos de mis sueños en ruinas;
ya calmadas mis ansias, libres ya mis temores,
me he arrancado del alma de tu amor las toxinas.

Tantas noches sufriendo en agónica espera,
extrañando tu aroma, tu calor, tus excesos...,
viendo que me traías la fresca primavera
para disimular las huellas de otros besos

que, afortunadamente, puse fin a este asunto
con tierra de por medio, litigios y poderes,
porque entre tus jardines no me sentí dichosa.

Siento que al fin soy libre... Tan solo me pregunto
cómo pude quererte habiendo tantos seres
que engalanan la tierra de forma primorosa.

Belen Torres.

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Soneto Nª 3 


Que engalanan la tierra de forma primorosa”
es el verso inicial que me ha dejado Carmen
es, sin duda, complejo, pero no se me alarmen
que saldré a lo Violante, si no, invento otra cosa.

Coincido con la idea que expone en el soneto,
la rosa le ha robado todo el protagonismo
al resto de las flores, si hasta incluso ahora mismo
escribo sobre ella y a su ley me someto.

Buscad entre las flores, sin mayores complejos,
y atendiendo a su aroma, a su aspecto o presencia,
que cada cual escoja la flor de sus amores.

Entre todas prefiero la del cardo, de lejos,
cuando el sol ilumina su bella inflorescencia

dejando entre el verdor sus radiantes colores.

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Soneto Nªº 4

Dejando entre el verdor sus radiantes colores
la bella primavera lucía renovada,
y el trinar armonioso de pájaros cantores,
anunciaban inquietos su valiosa llegada .

El perfume de abril ; nardos , violetas , rosas...
La fronda engalanada lucía su atavío,
y hundiéndose en los pétalos, sedientas mariposas
buscaban impacientes las gotas de rocío.

Y transcurrió el reloj, porque nada es eterno;
ni la roca ni el árbol, ni el tiempo ni la flor.
Mas, qué importa otro otoño si tu estás a mi lado...

Si tú estás a mi lado no acontece el invierno,
y en el cielo perpetuo donde brota el amor
el jazmín es estrella de claror alunado

Luviam Beatriz
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Soneto Nº 5

El jazmín es estrella de claror alunado
en un cielo vestido con su traje rojizo,
con flores del espíritu tanto tanto he soñado
que cuando me despierto mi llanto cristalizo.

Inquietos son los tiempos que cierran el dosel
y huelen a los crepúsculos sublimes y supremos
que llegan entre pasos que erizan a la piel
con ramos de claveles y blancos crisantemos.

Eterno sentimiento de la melancolía
con luz de las corolas que al final nos renueva
entre la clara aureola y la extraña mesura

que nos trae en volandas la mística elegía
del adiós, que postrero, nos salva y nos eleva
y junto al azahar nos dona su blancura.

Pedro Hernandez
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Soneto Nº 6

Y junto al azahar nos dona su blancura
un níveo jazmín que cuando se despierta,
invade de belleza, de olor y de frescura
la brisa que lo envuelve con su caricia experta.

En esta primavera de intenso colorido,
se viste el universo con sus mejores galas,
con pétalos de estrellas de algún edén florido,
con trinos que la luna esconde entre sus alas.

Un manto de amapolas refleja sus colores
sobre el atardecer, que muere tras los mares,
y pinta con el sol un cielo anaranjado.

Se duermen dulcemente los campos y las flores,
y las aves cansadas silencian sus cantares,
mientras que la azucena deja el aire aromado.

Tere Bas
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Soneto Nº 7

Mientras que la azucena deja el aire aromado,
los prados reverdecen bajo la fina aurora;
el cielo, en rosicler, se torna más perlado
tras el lúbrico beso del labio de la hora.

Mientras que la azucena deja al sol abstraído,
el ave del amor con gorjeos atavia
los valles y quebradas en un canto sentido
vertiendo sus primores en el aire cual savia.

¡Ay! viento de azucena y su candor naciente,
su majestuosidad, su andar y su finura
que llevan la belleza en pétalos, latente.

¡Ay! del sol fulgurante que al verla le murmura
todo el amor que lleva hasta quedar silente
con el nítido aroma de su esencia más pura.

Pietro Igarza
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 Soneto Nº 8

Con el nítido aroma de su esencia más pura
los claveles y nardos nos adornan la senda
y nos sirven de guía si la noche es oscura
pues también tienen alma, aunque nadie lo entienda.

Si los pétalos abren sus colores de ensueño
un perfume se riega traspasando la bruma,
y despierta al que duerme sin saber que es el dueño
de lavandas del mar, de la arena y la espuma.

Una rosa que crece siempre muestra su espina
a la lluvia que baja desde el cielo a la tierra
para hacerse rocío de la fresca alborada.

Una ínfima flor no le teme a la encina,
su exquisito perfume no arranca ni destierra
anémonas azules y camelia rosada.

Amelia Blanchard
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Soneto Nº 9

Anémonas azules, y camelia rosada,
son prístinas las flores que adornan mi vergel;
cada vez que las miro, me siento enamorada;
destilan sus olores con un sabor miel.

Se yerguen majestuosas y con mucha ternura
reciben el rocío calmado de la noche,
que llega prestamente en la gran espesura
para cerrar el día con un radiante broche.

Mas al llegar el alba, ellas cautas se amparan
bajo el radiante sol con tonos amarillos,
bañarse en su silueta y su sutil canción.

Quisiera que conmigo ellas siempre jugaran,
poder meter mi mente hasta sus tenues brillos.
Airosos pensamientos danzando al mismo son.

Isa Terenzano
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Soneto Nª 10

Airosos pensamientos danzando al mismo son
convergen en mi mente cual duendes juguetones,
produciendo en el alma extática emoción,
haciendo que germinen por todos los rincones

el gozo y la alegría que añoran los mortales.
Y nos regala el “Cosmos”, en su forma gratuita,
brindando la “Natura”, sus arreglos florales,
que inspiran en mi pecho la más hermosa cuita.

Esconde su secreto sutil y misterioso
entre sus bellos pétalos como un tesoro oculto,
que busca lo descubran a su hora indicada
.
para ofrecer su encanto y aroma delicioso,
sin exigir a cambio ni vítores ni culto
la tímida violeta, entre hojas arropada.

Luis Salvador Trinidad
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Soneto Nº 11-

La tímida violeta, entre hojas arropada,
tirita de nostalgia bañada de temores,
solloza confundida, de miedos maquillada,
sus pétalos declinan por falta ya de amores.

Asida a la promesa que a tiempo recibiera,
le mira caducar sin entender por qué,
marchita ante sus ojos la más dulce quimera
que es hoy sólo despojos de sueños en cliché.

Seca el llanto, violeta, que el invierno deshiela
cuando yergues tu estima y confías en ti;
otra flor de valía ya será inspiración.

Ya vendrá quien te quiera, algún alma gemela,
los geranios ardientes o un rosal carmesí,
y los rojos claveles de amorosa pasión.

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Soneto Nº 12

Y los rojos claveles de amorosa pasión
presumen asombrados de tanta algarabía,
¿acaso por ser rojos, mantienen la porfía
con hermanos mayores que van en procesión?

Se distinguen de lejos adornando balcones
con sus cuerdas tejidas en gran multicolor;
las paredes reflejan su máximo candor
y las sombras difusas, prometen emociones.

Los pájaros, el agua; el eterno sonido
de la vieja guitarra, humilde; descuidada,
que en sus tardes serenas, sólo emite un quejido.

Geranios de colores sacados de la nada;
tulipanes; magnolias que nacen sin un ruido.
La humilde margarita, la eterna deshojada.

Miguel Pedroche
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Soneto Nº 13 

La humilde margarita, la eterna deshojada,
compañera de dudas, amante de la suerte
del loco enamorado, la mil veces besada,
la que pierde la vida, la que llora la muerte.

Perlada de rocío amanece a la aurora
bajo el sauce fecundo de aureolada melena,
soñando las praderas dónde danzara otrora,
temiendo los amores que serán su condena.

El botón de su rostro sumergido en albura
presta risa a sus alas y alegra la estación
recién parida, acaso, desde la noche oscura.

Exhibe su caricia en toda la expresión
y se vale del viento para volar segura,
luciendo entre sus pétalos un sol por corazón.

Inmaculada Nogueras Montiel
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Soneto 14

Luciendo entre sus pétalos un sol por corazón
hay flores que relucen, que deslumbran la vista
que consiguen que a pocos su ardor se les resista
y a ellas se les entreguen signos de devoción.

Pero mi flor es otra y otro es también su don
y he tenido la suerte de cerrar esta lista
con la que yo prefiero, la que siempre conquista,
la que es signo de amor por quien siento obsesión.

De belleza infinita, de fragancia especial,
de colores de ensueño, os aseguro que
es sin duda, entre todas, la prenda más hermosa.

Y cierro esta corona con la flor sin igual
y lo que digo es cierto, pues ha sido el porqué
de siempre los poetas han glosado a la rosa.

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Grupo Poético: Malditos Bastardos
26/03/2019

viernes, 8 de marzo de 2019

El Amor (Corona de sonetos)



Corona de Sonetos

Soneto 0

EL amor de verdad no tiene fin,
palpita en la belleza de las flores,
se viste con los óleos del jardín
y perfuma el edén con sus olores.

Se interna, como laboriosa abeja,
en la matriz del nardo y el laurel,
hace nidos de amor sin una queja
y es dulce cual jugosa y rica miel.

El amor es la llama esplendorosa
que ilumina a las almas que son fieles
a través del invierno y el estío.

Es el beso que el lirio da a la rosa
y el ardor que engalana los claveles
cuando danzan bañados de rocío.

Belén Torres

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I

El amor de verdad no tiene fin,
no tiene ni comienzo ni ruptura;
renace con el sol en el confín
y con la luna está en la noche oscura.

Es fuerza, es energía sempiterna,
es la magia hechicera de la vida
que se posa en el alma y nos gobierna
desoyendo a la mente precavida.

No lo busques, se esconde impunemente
a la vista de todos los ilusos
que creen que en el amor son ya Doctores.

El amor siempre fue y está presente;
su aroma, que nos deja tan obtusos,
palpita en la belleza de las flores.


Renata Guitar
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II

Palpita en la belleza de las flores,
rompe los cánones establecidos,
sé que odia que le digan mil cumplidos,
pasa cuando se sufre mal de amores.


Ella guarda en el alma los rencores,
los recelos feroces y temidos,
la fachada de versos incumplidos
y escritos en un libro sin colores.


Es difícil seguir por esta senda
si a cuestas llevas sombras de arlequín;
nunca tienes a nadie que te entienda.


Mas ella impregna el aire de jazmín,
de poesía llena su vivienda,
se viste con los óleos del jardín.


Antonio Román
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III

Se viste con los óleos del jardín
el amor que florece en primavera,
al compás del gorjeo del verdín
que, feliz, aletea por la vera.


Amapolas, amantes primorosas
en el feliz vergel reverdecido,
adornan, con las leves lindas rosas,
en el prado que cubre el cruel olvido.

No permiten que mueran los sentidos,
pues tupida es la vida que germina
y abundantes los bellos alcanfores

que disipan pensares ya destruidos,
porque el páramo aleja la rutina
y perfuma el edén con sus olores.

Magali A. Solorza
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IV

...Y perfuma el edén con sus olores
la sublime fragancia de los cielos,
y armoniza un trinar de ruiseñores
una pasión henchida de desvelos.

Empapa la doncella sus enaguas,
brincando, alborozada y presurosa,
aquellas raudas y serenas aguas
en pos del almo amor que le rebosa.

Embriagada su psique en sus efluvios,
se entrega a la pasión más delirante,
mientras sus ninfas manan mil diluvios,
en éxtasis difuso y babeante.

Tras tan asaz delirio, y bien perpleja,
se interna, como laboriosa abeja.


Francisco Martín
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V

Se interna, como laboriosa abeja,
al borde de esta alegre fantasía,
y el cántico del ánima compleja
renace en la impaciente algarabía.

La vida es como el fruto dulce y tierno
que llena de color la leve espera
de ver que el aura escapa del infierno
camino de una eufórica pradera.

Y cobran otra luz las mismas cosas,
los sueños son la savia recurrente
que brota de la historia de la piel.

Y siento las caricias deliciosas
del vértigo feroz y diligente
en la matriz del nardo y el laurel.

María Rosales Palencia
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VI

En la matriz del nardo y el laurel,
donde la tierra oculta sus secretos,
una ilusión, anclada en el dintel
de la ansiedad febril de los abetos,

palpita, con la fe de la esperanza
y el tímido fulgor intermitente
del cálido fervor de la añoranza,
rogándole su luz al sol naciente.

Una tibia canción, desierta y flébil,
despereza el compás de los acordes
que se esconden al pie de la madeja;

porque, acaso, una araña nimia y débil,
entre armónicos ritmos monocordes,
hace nidos de amor sin una queja.

Marcos Circenses
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VII

Hace nidos de amor sin una queja
y olvida con su afán la pesadumbre,
un rayo de pasión que no se aleja
revuela entre las flores con su lumbre.

Y oxigena en los campos sus pulmones
con emoción que al verde solivianta,
aún huérfano de tantas ilusiones,
su anhelo es ser feliz, por eso canta.

Su plumaje compite con los minios
lampos que deja el sol en la derrota
de un ocaso que abraza sus dominios
y teje otra esperanza...aúrea, ignota.

Su entelequia se posa en el vergel...,
y es dulce cual jugosa y rica miel.

Mardy Mesén Rodríguez
.
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VIII


Y es dulce cual jugosa y rica miel
la savia de tu cuerpo estremecido,
que brota de los surcos de tu piel
cuando el llanto acaricia tu gemido.

Beberé de tus aguas clandestinas
que nacen al contacto de mis dedos
cubriéndote de amor entre neblinas,
abrazado a tus pechos y a tus miedos.

Y sueño con tu sueño más cercano
cuando mi alma se funde entre tus venas,
y oscura está la noche, más hermosa.

Y fuimos más allá de lo profano,
liberando la piel de sus cadenas.
El amor es la llama esplendorosa.


Manolo Gimeno Cervera
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IX

El amor es la llama esplendorosa,
la antorcha celestial de los amantes,
que sublima el latido, procelosa,
dejándonos en cueros y anhelantes.

Dos almas, bajo el hálito de Eros,
despiertan el deseo mas profundo
al libar los placeres hechiceros
del arcano elixir que mueve el mundo.

Es del amor el rayo que no cesa
en el alma de aquel que cae rendido,
ante el dulce placebo y sus laureles.


Con su vasto esplendor, nos atraviesa
como un cálido sol alborecido
que ilumina a las almas que son fieles.

Mari Carmen Rodríguez Camargo
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X

¿Qué ilumina a las almas que son fieles?
Quizá la luz que alumbra su sendero
no les lleva a los gozos de las mieles
del amor desprendido y placentero.

O lo siguen, sin ver los finos rieles
que serpentean por el desespero,
donde sus ásperas y recias pieles
ceden a la presión de lo somero.

Su travesía viste al blanco albor
con el dolor que llena el equipaje
que antaño se quedaba tan vacío

por las mudas constantes del amor
que iban y venían de su viaje
a través del invierno y el estío.

Pedro Hernandez

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XI

A través del invierno y el estío,
vulnerable, el amor se fortalece,
lo doblega el calor, lo agrieta el frío
y, quebrado, su espíritu florece.

Siempre espera, confía en la semilla
que contiene su fiel naturaleza:
piedra, grano que sueña entre la arcilla
o retoño que al sol se despereza;

el futuro de un árbol, hierba, arbusto;
no hay destino mejor, se siente a gusto,
igual conocerá la mariposa

que, al posarse en sus hojas, con su peso,
le dará la experiencia que es el beso,
es el beso que el lirio da a la rosa.

Helena Restrepo
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XII

Es el beso que el lirio da a la rosa
al despuntar la luz de la alborada;
es la estela de luna plateada,
que nos lleva a la cima más gloriosa.

Es río y mar, es agua rumorosa
que resuena en el alma enamorada
y hace que con su dulce marejada
palpite el corazón de forma airosa.

Porque el amor es lluvia y es hoguera,
es fuego que prosigue su camino
hasta alcanzar del cielo los dinteles.

Y, abonado, en su tierna sementera,
es la estrella nacida entre el espino
y el ardor que engalana los claveles.

Carmen Aguirre
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XIII

Y el ardor que engalana los claveles
alborota el sentido en un instante
con su ingrávido son de cascabeles
y su eterno abolengo diletante.

El rumor se agazapa entre las fuentes
en plena efervescencia contenida,
atestado de besos y alicientes
que propagan la lluvia sumergida.

Porque el amor se inhala y se devora
con tanta inclinación y poderío
como el arte en su vena creadora;

como el ave volando a su albedrío,
o el rosal y el geranio con la aurora
cuando danzan bañados de rocío.

Teresa Fernandez
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XIV

Cuando danzan, bañados de rocío,
en su esbeltez humilde, los rastrojos;
y canta una muchacha en el bohío,
los labios de coral, negros los ojos;

cuando torna el peón del labrantío,
en la callosa mano, lirios rojos,
y coloca, con un escalofrío,
las flores en sus trenzas a manojos,

allí nace el amor, entre la parva,
con la impudicia fresca y entrañable,
con el contacto casto de un carmín

labio que se va abriendo ante una barba...
Y el ciclo se repite perdurable:
¡el amor de verdad no tiene fin!

Roberto Francisco Almeyda Rospigliosi
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Grupo Poético: Malditos Bastardos.
8/ 3/ 2019

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miércoles, 6 de marzo de 2019

Romanceando a las Diosas Griegas



(Romances heroicos, encadenados)
DIOSAS GRIEGAS

I
Circe

Las diosas del Olimpo son feroces
y tejen las insidias de los celos,
compiten en maldades y hermosura
o alargan su poder sembrando el miedo.
Hay una que susurra por las sombras
y duerme entre las sábanas del fuego,
rozarla es condenarse en el abismo
o arder en la mirada del infierno.
La diosa Circe habita en su morada
de lívidas paredes de silencio,
a veces le acompaña la jauría
aguda y estridente de sus perros.
Son hombres que convierte en animales,
pues siente la amargura del desprecio
por todo aquel humano a quien hechiza,
dejándolo en status indefenso.
La triste va a romper su densa magia,
la trampa que pervive en el caldero,
y tiene que volver sobre sus pasos
al verse enamorada de Odiseo.

María Rosales Palencia
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II

Atenea

Al verse enamorada de Odiseo,
la diosa con más fuerza del Olimpo
desecha el pensamiento que le embarga,
pues sabe que es tan solo un desatino;
tal vez la tentación de algún demonio
que juega con la imagen de su mito,
de la virginidad callada y fría,
perpetua por los siglos de los siglos.
Nacida de la frente del dios Zeus,
con forma de mujer desde el principio,
se erige como hija preferida,
y es fuerte como el tronco de un olivo
que esconde sus raíces en la tierra
y asoma su innegable poderío.
Es diosa de la guerra y el combate,
venciendo siempre al frágil enemigo,
que tiembla contemplando la armadura
y se queda cegado por su brillo
mientras una serpiente fanfarrona
se acerca dedicándole un silbido.

Tere Bas
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III

Aura

Se acerca, dedicándole un silbido,
posándose en su dedo, la torcaza.
La diosa primigenia se despierta
cubierta de una fina y rica manta.
Ágil, desperezándose, el cabello,
con un gracioso gesto, se desata,
y, más que entre las nubes, la luz filtra
primero por sus púdicas pestañas.
El céfiro jugando la despeina
-como un hermoso erómano con alas-,
y sobre el cielo todavía obscuro
una lluvia de oro se derrama.
Al fin abre los párpados, ¡qué azules
sus ojos!, ¡más azules que mil albas!
Servida de las horas, bella, yérguese
espléndida entre sedas y descalza,
precedida de rubios cupidillos
que tapizan de pétalos do pasa.
La blanca mano extiende. Corre el velo:
por dos potros tirado, envuelto en llamas,
el carro, con un Helios indomable,
incendia el cielo añil de la mañana.

Roberto Francisco Almeyda Rospigliosi
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IV
Iris

Incendia en cielo añil de la mañana,
con los tonos que encierra el caduceo,
formando el arco lleno de colores,
que quedan adheridos en el cielo.
Se envuelve en el umbral del horizonte
y trae la frescura del ensueño
que se oculta en la cripta de su fuente,
cual diosa que aprisiona su amuleto.
Palpitan en los bordes de sus labios
las voces milenarias de otros tiempos,
que la instan a pintar el ancho mundo
con la onírica gama del momento.
En las concavidades de sus venas,
se funden los matices de los versos,
como embriones ocultos en su sangre,
en la cómplice línea del misterio.
Ella trae mensajes de los dioses,
adornados con brillos del lucero.

Isa Terenzano 
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V
Selene y Endymión

Adornados con brillos del lucero
y plateados haces de hermosura,
Selene y sus caballos se deslizan
sobre la bella sábana nocturna.
En una noche clara de verano,
posa, Endimión, sus sueños en la gruta,
Y la diosa le ve dormir a solas;
descendiendo del cielo se dibujan
sus luces en la cueva, donde duerme
el lozano pastor, soñando musas,
mas la diosa le observa con fervor
y siente una atracción pura y desnuda.
Besándole en los labios, le despierta
con amor, que les llena y les alumbra.
Y piden juventud eterna a Zeus,
para que el tiempo nunca les consuma,
y el Dios les otorga eternidad,
pero solo pueden verse cuando cruzan
los sueños donde deben pervivir,
entre luces y sombras de la luna.

Pedro Hernandez

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VI
Estigia

Entre luces y sombras de la luna
salió la diosa Estigia de su río,
y la siguió su séquito a una fuente
para ayudar a Zeus junto a sus hijos,
salvaron a ese dios de ir al infierno
porque su juramento fue cumplido,
¡no hubo un compromiso más sagrado
cercano a las orillas del Olimpo!
Orillas putrefactas por el odio
que a otros les sirvieron de castigo,
y donde hasta el talón del mismo Aquiles
sorbió la mortandad estando vivo.

Las almas más furiosas y coléricas
se ahogaban en las aguas del vacío,
llegaban hasta allí, y un cruel Cerbero
hundía en las tinieblas paraísos.
La hija del Titán luchó en las guerras
y el Hades se le dio como designio,
para que naufragaran muchas almas,
no le importó que hay almas que son niños.

Amelia Blanchard

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VII
Hebe

No le importó que hay almas que son niños,
e inmolan sus inciensos en el éter
de cañadas estériles de luna,
soñando con el beso de la muerte...
Heredera del báculo de Cronos,
ni vírgenes ni náyades ni hespérides
le igualan en belleza y en virtudes.
En su espejo se eclipsan los ayeres;
su hermosura, cual flor de eterno abril,
al paso de los años prevalece.
Benjamina de Zeus y de Hera,
y guardiana del néctar de los néctares
que les hace inmortales a los dioses.
Venerada en los templos atenienses,
es diosa de la eterna juventud
y gobierna del tiempo los corceles.
Cuando se oculta el sol tras el crepúsculo,
y el rumor de la cítara de Euterpe
se funde con las sombras del Olimpo:
se desnuda del aura que le envuelve,
aspira los inciensos de la noche,
y se inmola en el tálamo de Hércules,
escanciando, en los cálices de Heracles,
la ambrosía del cántaro de Hebe.

Azarías DLeyre
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VIII
Hestia

La ambrosía del cántaro de Hebe
me da la juventud , ¡enhorabuena!;
y, con ella, el “Corcel” se me desboca
cual chaval que ante todo se subleva,
con sueños de luchar por la justicia
pensando que se logra por la fuerza.
!Juventud que me llegas de repente
y, también, de repente, te me alejas,
cuánto diera si fueras inmortal!
¡Porque fueras eterna, cuánto diera!;
Pero tú te me escapas en la noche
con el corto celaje de mi estrella,
y me quedo pensando que a mis años,
me conviene una vida más serena.
Ya no puedo correr descontrolado
ni tengo la pericia de una flecha,
mis pasos va contando el Padre Cronos,
y mis pies ya se arrastran por la tierra,
mas quiero proteger a mi familia
con la sabiduría de Atenea,
y que vivan en paz, bien amparados;
!Tu protección imploro, diosa Hestia!

Luis Salvador Trinidad
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IX
Anfítrite

Tu protección imploro, diosa Hestia,
desde mi condición de ser humano,
y espero me la sepas conceder,
como otras tantas veces, de buen grado,
para poderle hacer a esta mi diosa
unos versos de amor, desenfadados.
Ese claro dominio sobre el mar,
ese dominio mágico y extraño,
sobrecoge el azul de tantas olas
y deja el corazón desarbolado.
El "Dios del Mar" te vio por vez primera,
con las otras nereidas a tu lado,
y se prendó de ti, mi diosa Anfítrite,
de tus bellos y múltiples encantos.
Te digo que el amor entre los dioses
es algo que me tiene fascinado,
ya desde mi niñez, o tal vez antes.
Lo cierto es que no sé cómo ni cuándo
el poder de los seres mitológicos
me causó ese profundo sobresalto
que con fuerza se ancló en mi corazón
y en esas mismas aguas sigue anclado.

Angel Cazorla Olmo
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X
Asteria

Y en esas mismas aguas sigue anclado
el resplandor de la lejana estrella,
de esa estrella brillante y azulada,
hermosísima y bella entre las bellas;
hija de los titanes Ceo y Febe
y de sus atributos heredera.
Profetisa de oráculos certeros,
de las constelaciones diosa y reina;
a la cual los mortales invocamos
para que traiga, en sueños, las respuestas.
¡Oh, Diosa de cabellos azabache,
ceñidos con lumínica diadema,
abriéndole caminos a la noche,
poblando de aster blanco cada senda!
Es tanta su hermosura que el dios Zeus,
al contemplar a Asteria, la desea,
mas ella se deshace de sus garras…,
pues, hecha codorniz, hacia el mar vuela
y, hundiéndose en las ondas, se convierte
en una isla desierta, que navega
a merced de los vientos y oleajes,
al rumbo que le marcan las mareas…
Hasta que llega el día en que se unen
los pilares del mar y de la tierra,
y, una vez enraizados los cimientos,
en Delos floreció la primavera.

Carmen Aguirre
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XI
Artemisa

En Delos floreció la primavera
el día en que nacieron los gemelos
Apolo y Artemisa en lo profundo
de las aguas del turbio Mar Egeo,
por la rabia de Hera, vengativa,
de la infidelidad de Zeus y Leto.
La niña creció fuerte, poderosa,
Selene le abrazaba los cabellos.
Inmensa con el arco y con la flecha,
cazaba acompañada por sus perros.
Jamás le interesó varón alguno,
ni dioses ni mortales caballeros
que pudieran diezmar su libertad,
su pasión, su alegría, su universo.
Acteón, por error, la vio desnuda
y, herida, convirtió al príncipe en ciervo
al que, pronto, sus perros devoraron.
Ofrece protección cuando el deseo
pasea por la piel y no conviene
el caos que desata con su fuego.

Helena Restrepo
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XII
Afrodita


El caos que desata con su fuego
Hefesto no destruye su santuario,
pues nació de la espuma y de los genes
fervientes que cortó Cronos a Urano.
Anadiómena, Venus...Afrodita,
consorte del placer, Reina de Pafos,
la imagen voluptuosa del deseo
que hizo del fiero Ares tierno esclavo.
Fue la beldad de Helena su visión,
la que enfrentara aqueos y troyanos;
el mar puso en el haz de sus pupilas
la densidad de un celo despiadado.
Suelta la brida tersa de sus senos...,
un granado en la cresta de sus labios
seduce a aquel que su mirada escoja
con el mirlo sereno de su tacto.
Por llegar a la cumbre de su ensueño
trocaron su cordura los sensatos.
Ella es la rosa fresca, su perfume...,
un camino de amor y de pecado.

Mardy Mesén Rodríguez
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XIII
Harmonía

Un camino de amor y de pecado
florecerá en el vientre de Afrodita.
De su ardor celestial con el dios Ares,
nacerá la benévola Harmonía,
diosa del equilibrio y la concordia.
Desposada con Cadmo, será víctima
de la furia recóndita de Hefesto:
bajo el germen nocivo de la ira,
un collar de oro, joyas y zafiros,
con engarces de conchas nacarinas
convertirá en serpientes a los cónyuges
y sembrará el terror en la familia.
Serán muchas tragedias, muchas muertes:
Yocasta y Arsinoe y Erifila…
que al ponerse el collar, tras heredarlo,
perderán desde el pálpito a la vida.
Será el collar robado, sin embargo,
por el tirano Phayllus, con porfía,
ignorando la trágica leyenda
de ocultas intenciones asesinas.

Teresa Fernandez

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XIV
Némesis

De ocultas intenciones asesinas
protégenos, oh Némesis sagrada,
tú, que haces soportables los oráculos
premiando y castigando, justa y sabia.
Oh gran diosa de paz, la más grandiosa,
tú, que fustigas la soberbia humana
y administras justicia a los mortales
con equidad, sabiduría y magia,
mientras gira la suerte del humano
bajo el serio tamiz de tu balanza.
Vigílate a ti misma y al Olimpo,
pues Júpiter lascivo ya hace gala
de sus turbios y fálicos manejos,
y ha puesto en tus caderas su mirada...
No permitas que el seductor se embriague
en los néctares dulces de tus aguas.
Porque necesitamos tu presencia,
diosa de la justicia y la venganza,
pedimos que moderes los rigores
de los dioses odiosos que nos lastran.

Reyes Ferrándiz
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XV
Eris 

De los dioses odiosos que nos lastran
y amplifican su voz allá en las cumbres,
y cercenan de vagas ilusiones
toda euforia mortal mientras te cubren.
¿Quién soy yo me preguntas con descaro?
Soy la diosa del mal, la que te urge,
la que no buscará jamás concordia
porque siempre veré lo que no busques.
Yo reparto fortuna a las más Bellas;
a todas en la forma en que se funden
con su cuerpo, halagos y disgustos,
germinando placeres agridulces.
Hera, quiso quedarse con el premio
y Afrodita pensaba que se cumple
si Atenea, al borde del abismo
la manzana dorada, bien elude.
Por la poma surgieron las disputas
prefiriendo que nunca las imputen,
pues Eris obligó para jugar
que las tres, una a una bien se emulen.
La sentencia cerró cualquier discordia:
“Si las tres son conformes, ¡que se ayuden!

Miguel Pedroche
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XVI
Electra

¡Si las tres son conformes, que se ayuden
a tragar estos cálices amargos,
que fueron, de mi exilio clandestino,
el ácido del odio que amamanto!
Que ni Erinias ni diosas me persigan
por cumplir los designios de mis hados,
ni desaten las iras de Artemisa
castigando por ellos a mi hermano
que, cumpliendo las ordenes de Apolo,
masacró a los traidores en su tálamo.
He vengado la muerte de mi padre,
el gran Agamenón, mi dios amado,
tal como lo juré sobre su tumba,
con la ayuda de Orestes y su báculo.
Soy Electra, la diosa enamorada
del padre que ordenó su asesinato.
Inducidos al templo de Atenea,
los áticos de Atenas nos juzgaron,
obteniendo el indulto por la gloria,
del guerrero, del padre, del troyano.

Mari Carmen Rodríguez Camargo
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XVII
Niké

Del guerrero, del padre, del troyano,
y de cualquiera de ese mundo heleno,
conseguirte en la lid, gritar ¡victoria!,
era ensalzar tu nombre y tu recuerdo.
Cuando te vi en el Louvre, aprisionada,
tan lejos de tu mar, del mar Egeo,
tan lejos de tu monte, el de la Luna,
tan lejos de tu hogar y compañeros,
me prometí robarte y devolverte
a Samotracia, al venerable templo
que habitaban los “Kábiri”, los dioses
extraños al Olimpo, los “Secretos”.
En ese antiguo panteón morabas
antes de tu captura en el museo,
donde te observa gente en zapatillas
orladas de ese logo de diseño,
que unos pronuncian “naik” y otros “naikí”,
y surgió de tus alas, mito griego.

Ricardo Fernández Literatura
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XVIII
Tique

Y surgió de tus alas, mito griego,
la luz que me mantuvo el entusiasmo,
y pasé varias horas seducido
por sietes y campanas, apostando.
El bote que en tus alas me mostrabas
de doscientos cuarenta euros dorados,
me impulsaba a meterte más monedas,
temblaban sudorosas ya mis manos.
La pérdida era mucha y no podía,
al borde del gran premio, ahora dejarlo,
repetía cual mantra en cada euro:
“ya por fin va a tocar, de esta lo saco.”
Y perdí, testarudo y cabezota,
el sueldo de seis días de trabajo.
¿Por qué, Tique traidora, te diviertes
jugando con mi suerte y el acaso?
¿Por qué me sedujiste con el cuerno
que vomita monedas en tus manos?
Lo peor es que incluso te diviertes
contemplando los pecios del naufragio.

Rufino Garcia Alvarez
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XIX
Leto

Contemplando los pecios del naufragio
de la noche, el eterno Zeus atrae
a Leto, una titánide pasible,
para hacerla guardiana en sus altares.
Ella —el olvido—, de titanes hija,
llevó en redor el albo amor de madre,
y en sí, fugaz depósito de origen,
que la llevó del dios a ser la amante.
En brazos fue de Asteria residente
a causa de la llama inapagable
de la iracunda Hera, de sus celos,
de su ímpetu maligno y sus ataques.
Idolatrada diosa de la noche,
sentíase infeliz, quizás, adarme
al ser, por el rechazo, confinada
al destierro sin luz, sin equipaje.
Errante, como errante va la brisa,
supo afrontar el pérfido dictamen
de los dioses en crípttica entereza
junto al germen de amor que muere y nace.

Pietro Igarza
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XX
Deméter

Junto al germen de amor que muere y nace,
Deméter, la guardiana de la tierra,
se ocupa con amor y beneplácito
de la fertilidad de las cosechas;
es gracias a sus dones que no faltan
cereales ni pan sobre las mesas.
El día en que raptaron a su hija,
en cólera montó la diosa excelsa;
ese día, del agua hizo cristales
y transformó en desierto la floresta.
La cebada, el trigo y el maíz
se desmayaron en la tierra muerta.
"Hasta que me devuelvan a Perséfone,
estéril estará la sementera",
dijo mientras, con copos de alba nieve,
preñaba el vientre de la lluvia fresca.
Los dioses el regreso concertaron,
pero Hades, con tal de retenerla,
le hizo comer los frutos del submundo
para que a sus dominios pronto vuelva.
Es por eso que viene el crudo invierno
a desolar la vida del planeta
en tanto la hija amada de Deméter
en las oscuras soledades reina.
Luego vendrán seis meses de abundancia,
porque es Perséfone la primavera.

Belen Torres
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XXI
Perséfone

"Porque es Perséfone la primavera",
pensamos, cándidos, desconociendo
que, más que alegre, la divinidad
posee el ímpetu de los infiernos
y el cetro porta de la destrucción.
Un gesto amargo, e imperecedero,
desde las cámaras del inframundo,
la luz divina, sin remordimiento,
bajo la génesis de la granada
y con el ímpetu de los destellos,
arrebató. ¡Capitidisminuido
sostén del báratro y de los muertos¡,
¿por qué robaste la delicadeza
cuando, en el énfasis de tus deseos,
sedujo un hálito tu soledad?
Porque es Perséfone el desasosiego,
el cambio cíclico de la creación,
la voz fatídica de los anhelos
y la esperanza de los inocentes:
es la monarca de los cementerios.

Marcos Circenses
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Grupo Poético: Malditos Bastardos
1 de febrero 2019

YO NO QUIERO 14 DE FEBRERO

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