Grupo Poético: "Malditos Bastardos"
(Romances)
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Los Santos
Inocentes
Hijos de la
noche oscura
-que en otro
tiempo fue España-
atisban un
horizonte
sin ilusión
ni esperanza.
Arrieros de
sol a sol,
por surcos
de tierra amarga,
yugos de
hambruna y miseria
portan sobre
sus espaldas.
Fiel retrato
del cortijo
que sigue
siendo hoy España...
Señoríos de
alta alcurnia
-águilas de
negras garras-
de rezo y
misa a diario,
histriónicos
salvapatrias
y clérigos
que comulgan
con derechos
de pernada.
Y a los
santos inocentes
-ángeles de
blancas alas-
se les
cercenan los vuelos
lo mismo que
a la milana...
Vivir la
vida en el filo
de una
sórdida guadaña.
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.
Allí, en mitad del infierno,
en donde abundan las hienas,
subsisten los inocentes
bajo un palio de soberbia.
Allí, donde miedo y hambre
cargan carros y carretas,
una indecente “franquicia”
autoriza la miseria.
Allí, en mitad del infierno,
toma nombre la indecencia:
se regeneran el hambre,
la opresión y la vergüenza.
Suenan disparos de espanto,
se vierten lágrimas negras,
y por el aire circula
el olor de la tragedia.
Los cuervos graznan y graznan
la ola de indiferencia,
porque esa tierra maldita
dejó al cielo sin estrellas.
subsisten los inocentes
bajo un palio de soberbia.
Allí, donde miedo y hambre
cargan carros y carretas,
una indecente “franquicia”
autoriza la miseria.
Allí, en mitad del infierno,
toma nombre la indecencia:
se regeneran el hambre,
la opresión y la vergüenza.
Suenan disparos de espanto,
se vierten lágrimas negras,
y por el aire circula
el olor de la tragedia.
Los cuervos graznan y graznan
la ola de indiferencia,
porque esa tierra maldita
dejó al cielo sin estrellas.
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Santos e
inocentes
Vuela,
Milana Bonita,
sobre el
sueño de los campos,
sobre la paz
y su esencia;
vuela lejos,
vuela alto;
vuela sobre
la dehesa;
de las
entrañas del árbol
a la piel de
la montaña;
y toma al
sol de la mano
para escapar
del silencio
donde suenan
los disparos;
busca tu
sitio en las nubes
y aléjate
del espanto,
de la
inocente miseria
de quien no
tiene pecado.
Bien dicen
que van las pulgas
a comer en
perro flaco.
No hay favor
de la fortuna
al abrazo de
los cándidos,
ni protegen
los matojos
la savia de
los esclavos.
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EXTREMADURA,
AÑOS 60
Cuando la
tierra se sufre
y su fruto
es ser esclavo
la riqueza y
la miseria
van cogidas
de la mano.
La pobreza
acepta el yugo,
el señorito
su rango,
cada cual en
su ralea
va ladrando
su epitafio.
Las
infinitas dehesas
al servicio
de lo amargo,
en el
cortijo el silencio,
lo servil y
el alma en blanco,
y a espaldas
la rebeldía,
la huida a
un sueño precario,
todo muerde
a la inocencia,
pone cielos
bocabajo,
unos de
escopeta y perro
con el sol
arrodillado,
y otros,
terrones que pisan,
semillas de
miedo y barro.
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La niña
chica
La luna
llena brillaba
sobre mi
frente vencida,
y el pálpito
se hizo eco
entre
lágrimas de ira.
El sol
alumbró de pronto
el filo de
las cuchillas
y el alba
vistió de luto
los párpados
de mi niña,
tiene los
ojos cerrados
como un dios
de blanca arcilla,
y el corazón
se estremece
cuando
sangran las heridas
bajo la
oscura penuria
de una
tierra que agoniza.
Entre tres
cruces de plata,
haré tus
penas, las mías.
Con el
clamor de esta euforia,
abrazaré al
nuevo día,
porque no
esta aún escrito
la daga que
Dios envía.
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Bajo el sol
abrasador
arde una
tierra callada,
quienes la
moran, la adoran,
labran
surcos en su cara,
la vida
entera le entregan
mientras su
dueño la sangra.
Los señores
del cortijo
hoy van a
salir de caza,
las
escopetas en ristre,
cartuchos en
las cananas,
a pólvora
huele el aire,
quiebran
espigas y cañas,
utilizan
como perros
a hombres que
creen de paja
porque
tienen pocas luces,
mas son
esencia del alba.
¡Ay, pobre
tierra de barros!,
te niegan el
pan y el agua,
siempre te
quisieron turbia
los que
cortaron tus alas,
eternamente
sumisa,,
que nunca
llora ni mama.
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¡Mande
usted!
¡Mande
usted, mi señorito,
que al punto
voy y se lo hago!
Y lo hago
sin rechistar
porque por
algo es el amo.
Desde que
era un chavalillo,
mis mayores
me enseñaron
a hacer lo
que usted dijera,
sin siquiera
cuestionarlo.
Si quiere
que siembre…, siembro;
si quiere
que labre…, labro:
desde las
claras del alba
hasta el
mismísimo ocaso;
por más que
el cuerpo no aguante,
¡por más que
duelan las manos!.
Que sus
órdenes son leyes,
y
cumpliéndolas me gano
el pan para
mi familia,
y el cobijo
en un chozajo .
¡Así que
mande, señor,
que sus
deseos yo acato!;
y obedezco
como un perro,
y si ordena
ladrar…, ladro.
¡Aunque el
corazón, de rabia,
por dentro
me esté sangrando!
Carmen Aguirre
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Romance
inocente.
Sonámbulos
abedules
en una tierra sin sueños
porque es amarga la tarde
y es fruto de este destierro.
Mira la noche que tiene
ojos mortales de acero
y no permite que el hambre
pierda el sentido siniestro.
El campo tiñó azabache
el olivo a cielo abierto
y una escarcha dolorida
se apoderó de los cuerpos.
El amo silba al caballo
y le contesta el silencio,
por aquel camino triste
se fue derrotado el tiempo.
Cubre la tierra de hule
los trigos y los barbechos,
y en el reloj de la torre
las doce; y tañen a muerto.
en una tierra sin sueños
porque es amarga la tarde
y es fruto de este destierro.
Mira la noche que tiene
ojos mortales de acero
y no permite que el hambre
pierda el sentido siniestro.
El campo tiñó azabache
el olivo a cielo abierto
y una escarcha dolorida
se apoderó de los cuerpos.
El amo silba al caballo
y le contesta el silencio,
por aquel camino triste
se fue derrotado el tiempo.
Cubre la tierra de hule
los trigos y los barbechos,
y en el reloj de la torre
las doce; y tañen a muerto.
Enrique Sabaté
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Vuela libre
fiel Milana,
pues el alma
de mi niña
viaja oculta
en tu plumaje
y con su
dulce carisma
te lleva
hacia un mundo nuevo
donde no hay
odio ni envidia.
Dile al sol,
cuando amanezca,
que quizá
hoy sea el día
de acabar
con la pobreza
que se ceba
con las vidas
de aquellos
que nada tienen,
salvo penas
y desdichas.
Revolotea el
Cortijo
y con tu
graznido avisa
que los
muros son, tan solo,
las piedras
de la avaricia
y, que en
los pobres zarzales
la bondad
nunca se eclipsa.
Esperaré tu
regreso,
querida
“niña bonita”
para llenar
de esperanza
la sombra
que hoy nos cobija,
esa inerte
oscuridad
donde hasta
el alma es indigna.
Tere Bas
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Los Santos Inocentes
Campesinos con señores,
campesinos extremeños
atados por fuerte yugo.
Pobre Azarías, tan bueno,
solo con su pajarito,
lo cuidaba todo el tiempo;
él vestía pobres ropas,
pues no le daban dinero,
¿cómo le habían de dar
si para el jefe era un perro?,
¡menos que cualquier esclavo!,
descalzo va por el suelo.
Hambre, miseria y pobreza,
ni para el sol un chambergo,
abusos y explotación
a los pobres en extremo.
Al amo siempre servían
lo mismo sanos que enfermos;
siempre les pedía más,
nunca estaba satisfecho
el señorito ultrajante
privado de sentimientos.
Mayka Fe
Los Santos Inocentes
Campesinos con señores,
campesinos extremeños
atados por fuerte yugo.
Pobre Azarías, tan bueno,
solo con su pajarito,
lo cuidaba todo el tiempo;
él vestía pobres ropas,
pues no le daban dinero,
¿cómo le habían de dar
si para el jefe era un perro?,
¡menos que cualquier esclavo!,
descalzo va por el suelo.
Hambre, miseria y pobreza,
ni para el sol un chambergo,
abusos y explotación
a los pobres en extremo.
Al amo siempre servían
lo mismo sanos que enfermos;
siempre les pedía más,
nunca estaba satisfecho
el señorito ultrajante
privado de sentimientos.
Mayka Fe
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Asfixia
El poder
deshumaniza
al que ansía estar alegre
pues lo trata como bestia
conduciéndole a la muerte.
El que tiene un latifundio
quiere más de lo que tiene
cuando asfixia la ilusión
de los hombres y mujeres
que imaginan conseguir
un buen amo que consuele
la esperanza que ellos guardan
en la vida que ellos pierden,
y que envíe hasta el infierno
quien del cielo los aleje.
Si el abuso va en la mano
del que humilla y del que ofende
alguien va a querer volar
del estiércol de un pesebre.
Donde oprimen los Nerones
la venganza hace su trueque,
¡nunca maten pajaritos
de los santos inocentes!
Amelia Blanchard
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al que ansía estar alegre
pues lo trata como bestia
conduciéndole a la muerte.
El que tiene un latifundio
quiere más de lo que tiene
cuando asfixia la ilusión
de los hombres y mujeres
que imaginan conseguir
un buen amo que consuele
la esperanza que ellos guardan
en la vida que ellos pierden,
y que envíe hasta el infierno
quien del cielo los aleje.
Si el abuso va en la mano
del que humilla y del que ofende
alguien va a querer volar
del estiércol de un pesebre.
Donde oprimen los Nerones
la venganza hace su trueque,
¡nunca maten pajaritos
de los santos inocentes!
Amelia Blanchard
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Santo, santo
inocente
Benditos
sean los hombres
con la
inocencia suicida,
con las
manos arrugadas
y con el
alma en sangría.
Benditos
serán aquellos
de piel
oscura, cetrina,
y dorada por
el sol
en las
tierras que cultivan.
Benditos los
inocentes
y benditas
sus familias
porque de
ellos es la sangre
de los
pobres que acuchillan.
Los señores
pecho exhiben
y bolsillos
sin camisas,
calzado de
caña gruesa
y esputos en
los que filtran
la maldad
que hay en sus manos
lavadas con
sus vejigas.
-En sus
pescuezos se aloja
una Milana
Bonita-.
Carlos
Corredor Cámara
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"SEÑORITO"
Las balas
sajan el aire
y el
silencio ya estremece,
por la
dehesa dormida
llega al
galope la muerte,
mientras,
cesan los graznidos
que sobre el
suelo enmudecen...
el botín se
halla disperso
por la
tierra de los crueles.
Almas negras
que presumen
de su porte
diferente,
son chacales
que devoran
la dignidad
desde el vientre,
que pisotean
las voces
y la
hambruna desentienden;
los que
nunca se atragantan
con su
nefasto banquete,
aun
regurgiten sus fauces
el veneno de
las sierpes.
Tiempo de
España profunda
de
"señoritos" sin temple.
Miriam
Chamba
::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::
::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::
Pobres
inocentes.
¡Pobres
gentes inocentes
que se alimentan de miedos,
que no yerguen la cerviz
incrustada sobre el pecho,
que beben de la miseria
la explotación y el desprecio
y van atados con yugos
de enlaces fuertes y férreos!
Azarías cuida pájaros
que han de servir de señuelo,
y siente que tiene alas
cuando conversa con ellos.
Trabaja de sol a sol,
ya en verano, ya en invierno.
Cumple órdenes estrictas,
olfatea los terrenos
para recoger la caza,
igual que un perro rastrero.
Tan solo hay dos seres libres
en ese pueblo extremeño:
una niña que agoniza
y el cándido pajarero.
El día que el señorito
cortó del milano el vuelo
no pudo cortar la soga
que lo atrapó por el cuello:
quedó colgando del árbol,
al acecho de los cuervos.
Belen Torres
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que se alimentan de miedos,
que no yerguen la cerviz
incrustada sobre el pecho,
que beben de la miseria
la explotación y el desprecio
y van atados con yugos
de enlaces fuertes y férreos!
Azarías cuida pájaros
que han de servir de señuelo,
y siente que tiene alas
cuando conversa con ellos.
Trabaja de sol a sol,
ya en verano, ya en invierno.
Cumple órdenes estrictas,
olfatea los terrenos
para recoger la caza,
igual que un perro rastrero.
Tan solo hay dos seres libres
en ese pueblo extremeño:
una niña que agoniza
y el cándido pajarero.
El día que el señorito
cortó del milano el vuelo
no pudo cortar la soga
que lo atrapó por el cuello:
quedó colgando del árbol,
al acecho de los cuervos.
Belen Torres
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SEÑORITO MANOLO
-¿Quiere que le haga un romance?,
no sé escribir, señorito,
solo sé firmar y mal
y nada entiendo de libros.
-A ti se te va a dar bien
que sabes llevar el ritmo,
mañana me lo recitas
delante de mis amigos.
-Si usted lo dice, señor,
mañana se lo recito.
A mandar. Para eso estamos.
Solo un favor le suplico:
que no se burlen de mí…
no delante de mis hijos.
Evíteme la vergüenza.
Por sus muertos se lo pido.
-Pasa mañana a las cuatro.
Que vengan también los niños.
Rufino Garcia Alvarez
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SEÑORITO MANOLO
-¿Quiere que le haga un romance?,
no sé escribir, señorito,
solo sé firmar y mal
y nada entiendo de libros.
-A ti se te va a dar bien
que sabes llevar el ritmo,
mañana me lo recitas
delante de mis amigos.
-Si usted lo dice, señor,
mañana se lo recito.
A mandar. Para eso estamos.
Solo un favor le suplico:
que no se burlen de mí…
no delante de mis hijos.
Evíteme la vergüenza.
Por sus muertos se lo pido.
-Pasa mañana a las cuatro.
Que vengan también los niños.
Rufino Garcia Alvarez
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Perros de
caza
Somos
débiles y pobres,
como perros
oprimidos,
y
obedecemos, a ciegas,
al cabrón
del señorito.
A la gente
de su casta
le importa
todo un comino:
que se nos
partan los huesos
o que
enfermen nuestros hijos.
No
conmovemos a nadie,
somos carne
de exterminio,
sobre la faz
de la patria
que esconde
sus "santos" vicios.
Somos
también multitudes,
somos hoces
y martillos,
y
encontraremos el modo
de pagarles
con lo mismo.
Saldremos de
nuestras fosas
para ocupar
otro sitio.
Nos temerán
por ser libres
cuando
alcancen su castigo.
María Rosales Palencia
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Santos
Inocentes
Yo viví casi
hermanado
con los
santos inocentes
en unos años
malditos
que es mejor
que no recuerde,
pues me
traen a la memoria
esa angustia
omnipresente,
del tiempo
que fue real,
del tiempo
que ya no vuelve
y que gusta,
sin embargo,
revivir en
nuestra mente.
La Régula y
Paco el Bajo
y el Azarías
que no entiende
que a la
milana bonita,
que a él tan
solo le obedece,
pueda
despertar el odio
en el alma
de otra gente.
Ay, Dios,
cuánta oscuridad
nos ha
perseguido siempre,
a lo largo
de la historia
como un
dolor miserere.
¿Será tal vez
una broma
de Aquel que
todo lo puede?
Angel
Cazorla Olmo
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.
El reino de
los inocentes
Si es verdad
que existe un cielo
donde no hay
dueños ni jefes,
entonces los
marginados
disfrutan
sus sencilleces.
En la tierra
no es lo mismo,
se
intercambian los papeles,
y se humilla
al pobre diablo
que no tiene
voz ni bienes.
Cada cual
tiene su nombre
aunque es
más bien un juguete,
Paco “el
bajo” y Azarias,
la chica
,Regula y Nieves,
y más Santos
que el maltrato
les arranca
sus placeres,
y los deja
en este mundo
a merced de
los de siempre.
Si es verdad
que el cielo existe
y en él no
manda el más fuerte,
entonces
este es el reino
de los
santos inocentes.
Ramon Bonachi
::::::::::::::::::::::::::::::::::::::
Ramon Bonachi
::::::::::::::::::::::::::::::::::::::
Como un
pajarillo triste
En el cendal
del silencio
la muerte a
plomo se ciñe,
como una sombra siniestra
que araña, muerde y oprime.
Sobre las almas quebradas
de unos hombres que malviven,
bajo el yugo de unos pocos
señoritos y caciques
que presumen de ser hijos
de una España “grande y libre.”
Entre las garras del miedo
los inocentes se rinden,
y callan... lloran y callan
cubriendo sus cicatrices.
En esta España profunda
bañada en sangre y orines,
en los que lava sus manos
Azarías por el crimen,
del que mató a su Milana
por capricho, con su rifle.
La niña chica murió
y el niño grande repite,
-Milana- desde su celda,
como un pajarillo triste.
.
Mari Carmen Rodríguez Camargo
como una sombra siniestra
que araña, muerde y oprime.
Sobre las almas quebradas
de unos hombres que malviven,
bajo el yugo de unos pocos
señoritos y caciques
que presumen de ser hijos
de una España “grande y libre.”
Entre las garras del miedo
los inocentes se rinden,
y callan... lloran y callan
cubriendo sus cicatrices.
En esta España profunda
bañada en sangre y orines,
en los que lava sus manos
Azarías por el crimen,
del que mató a su Milana
por capricho, con su rifle.
La niña chica murió
y el niño grande repite,
-Milana- desde su celda,
como un pajarillo triste.
.
Mari Carmen Rodríguez Camargo
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